Arturo Tendero: Adelántate a toda despedida. Editorial Pre-textos, Valencia, 2005.

Alcancía


Igual que una moneda

antigua, diminuta,

también, si así se quiere,

completamente inútil,

aquel cañón de sol

que llegaba a mi infancia

por la persiana rota.

Eternas caravanas

de motas peregrinas

danzaban en su haz.

Sabe Dios desde dónde

vendrían a mi alcoba.

En esta luz de mayo

renace aquel asombro

de la contemplación.

Tú formas parte de ella,

pues se escuchaba,

del fondo de la casa,

tu trajín laborioso

y todo lo tangible

como un aura guardaba

tu olor, tu protección.

Ahora que es infinita

la grieta en la persiana

y que cabéis de sobra

la casa y tú en su espacio,

en la luz que poblasteis,

como en un ascua, soplo

y se reaviva el fuego

dormido de mi vida,

que está ya para siempre

expuesta a la intemperie.


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